Hoy en día todo mundo habla de la necesidad de apegarse a una filosofía de vida para evitar que la vorágine del ritmo de vida lo consuma a uno. También, muchas personas intentan colocarse en un empleo que cumpla sus expectativas de filosofía, pero ¿te has preguntado cuál es tu filosofía de vida y cómo construirla?…
Si la respuesta es “no”, sigue leyendo este artículo; Fernando Zea te ayudará a reflexionar acerca de cómo construir tu propia filosofía de vida.
La palabra “filosofía” tiene su origen en los vocablos griegos: philos (amor) y sophia (sabiduría), por lo que podemos definir a la filosofía como la conjugación del conocimiento y el modo de ser, y existir, de una persona. Por lo que la “filosofía de vida” se debe practicar basándose en la respuesta a estas preguntas: ¿Quién soy? ¿de dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Para qué estoy aquí?
La filosofía de vida es la esencia de las cosas. Santo Tomás afirmaba que “…lo primero es la intención; es lo último la ejecución”; es decir: el hombre (y la mujer) es dueño de sus actos, tiene la capacidad de realizar acciones mediante la inteligencia, voluntad y libertad, para encontrar el fin último de sus acciones y decisiones: un porque y un para qué.
La clave para construir y vivir una filosofía de vida es perseverar hasta alcanzar la realización; es decir, vivir una experiencia de plenitud y sentido, para lo cual es indispensable preguntarse: ¿Cuáles son las razones que me motivan el hacer lo que hago?, para creer lo que creo, para luchar por lo que lucho… ¿Qué me motiva cada día y despliega mi capacidad creadora? ¿Cuál es la pasión de mi vida, mi horizonte? Es decir: qué o quién es mi aliento de vida.
Es importante dejar claro que las razones o motores de vida de las personas pueden ser muchas y variadas, y algunas veces muy básicas: “para ganar dinero”, “para divertirme el fin de semana”, expresiones que, en apariencia son sencillas, pero que al ahondar nos llevan a concepciones más profundas: “me hace feliz”, “me ayuda a crecer como persona”; “me permite amar y ser amado”.